lunes, 6 de febrero de 2017

Bienvenidos a mi blog

Aquí empieza mi bloc , que comienzo en mi último año de Bachillerato, en el que recogeré la 
 información que vaya recopilando para decidir que estudiaré el curso que bien. 




 MIRANDO EL CIELO 




GEOGEBRA

APP DE TECNOLOGIA













 

sábado, 10 de diciembre de 2016




Energía eléctrica de España

Centrales hidroeléctricas


Centrales Térmicas



Centrales Solares





Los grandes inventores

Grandes inventores


1. Jerónimo de Ayanz Beaumont:
Militar y político español, pionero de la máquina de vapor. Miembro de la vieja nobleza navarra, en 1597 fue nombrado administrador general de las minas españolas. Fue autor de 48 inventos, reunidos en un privilegio de 1606, con los que pretendía la mejora de tan importante sector para la economía española del momento. Entre ellos hay dos ingenios de vapor, destinados respectivamente a purificar el aire y bombear el agua dentro de las explotaciones mineras, lo que constituye la primera aplicación conocida del vapor a una actividad industrial, mucho antes que la patente del inglés Thomas Savery (1698). Ayanz también realizó varios originales diseños y prototipos de submarinos y equipos de buceo, algunos de los cuales fueron probados en el río Pisuerga, en Valladolid, ante la corte de Felipe III. 

2. Agustín de Betancourt y Molina:

Nació en 1758 en Puerto de la Cruz (Tenerife), en el seno de la pequeña nobleza local, de ideas libreales e ilustradas. En 1784 se trasladó a Francia para ampliar estudios. Allí organizó un grupo de pensionados españoles encargado de investigar la ciencia, la ingeniería y la industria francesas. Desde 1788 trabajó en la recopilación de planos y construcción de modelos para la creación del Real Gabinete de Máquinas del Buen Retiro, del que acabaría siendo nombrado director. En 1788 Betancourt viajó brevemente a Inglaterra. Allí realizó discretas actuaciones de espionaje industrial, en busca de los últimos avances que Watt y Boulton habían efectuado en la máquina de vapor, en especial el regulador centrífugo que la convertía en una máquina de doble efecto, decisiva para su aplicación económica. En 1790 él mismo pudo fabricar para los Périer, unos constructores parisinos, las primeras máquinas de vapor de doble efecto del continente. En 1797 publicó un prototipo de telégrafo óptico junto al francés A. L. Breguet y tres años más tarde se iniciaba el tendido de una línea entre Madrid y Aranjuez. En 1801 era nombrado Inspector General de Caminos y Canales. En 1802 el Gabinete de Máquinas se incorporaba a la Escuela de Ingenieros, que Betancourt dirigió hasta 1807. Ese año presentó en Paris una esclusa de su invención con un sistema de “émbolo-buzo”. En 1808, al estallar la Guerra de Independencia, partió desde Francia definitivamente hasta Rusia. Al poco vio publicado su “Essai sur la composition des machines”. Allí, hasta 1822, llevó a cabo numerosas obras públicas, civiles y militares, especialmente en San Petersburgo, donde falleció el 1824.


3. Ramón de la Sagra:

Político y científico español, impulsor del movimiento anarquista. Nació en La Coruña en 1798, en una familia de comerciantes vinculados a América. Estudió farmacia y matemáticas. En 1821 emprendía su primer viaje a Cuba junto a un familiar, director de una factoría tabacalera. En La Habana fue director del Jardín Botánico y profesor en la Universidad, realizando una destacada labor como naturalista y científico social. De la Sagra pretendía armonizar el liberalismo económico (Stuart Mill) con el socialismo utópico y el anarquismo (Colins, Proudhon, Blanqui). A su regreso a España fue diputado en las filas liberales y progresistas (1838, 1840, 1845, 1854). Asimismo, estuvo al frente de varias publicaciones como El Corresponsal (1839), El Porvenir (1845), cerrado por motivos políticos, o la Guía del Comercio (1846), de información económica. En 1845 promovió la primera compañía azucarera española, la Sociedad Azucarera Peninsular, con un capital social de 3,2 millones de reales. El objetivo era modernizar un deprimido sector en la costa entre Málaga y Almería, mediante mejoras en el cultivo de la caña y en la producción de los trapiches e ingenios (introducción de sistemas de riego, plantas más productivas, racionalización del abono, aparatos de vapor). A fin de equipar la empresa con la tecnología más avanzada, solicitó en el Conservatorio de Artes de Madrid dos privilegios (privs. nº 264 y nº 683) para introducir diversos aparatos procedentes de Francia, Bélgica y Prusia (molinos con cilindros de hierro, calderas a vapor, filtros, tornos de moldeado, etc). Sin embargo, por desavenencias con algunos de los socios, De la Sagra abandonó la empresa y creó por su cuenta en Torre del Mar, cerca de Vélez-Málaga, la azucarera El Porvenir (1846) que acabaría traspasando un año más tarde. En 1848, en París, De la Sagra participó en las jornadas revolucionarias, colaborando junto a Proudhon en la creación del Banco del Pueblo. En 1856, presionado por Narváez, abandonó definitivamente España y se exilió a Francia. Allí conoció a Marx y Engels y desempeñó el cargo de cónsul de Uruguay. Ante al avance de las tropas germanas con la guerra de 1870, marchó de París hacia Suiza, donde murió un año después, en el pueblecito de Cortaillod. Ramón de la Sagra solicitó en España otros dos privilegios de invención (en 1851 y 1852): un aparato minero capaz de separar el oro mediante ventilación (priv. nº 831) y un procedimiento de hacer materiales de construcción como yeso, cal o ladrillos (priv. nº 947)


4. Cosme García Sáez, el submarino:

Inventor español interesado en los submarinos. Nacido en Logroño en 1818, Cosme García fue en su juventud aprendiz de relojero y constructor de guitarras. Formó parte de la Milicia Nacional hasta 1843. A partir de 1854 residió en Madrid y trabajó como regente en la Imprenta Nacional y luego de impresor en un periódico satírico de signo conservador. En 1856, junto a dos socios capitalistas, registró tres inventos en el Conservatorio de Artes y Oficios. Una escopeta denominada “Relámpago” (priv. nº 1.432), desestimada posteriormente por el ejercito a causa de su peligrosidad. Una máquina tipográfica sin cintas (priv. nº 1433), de vida más exitosa al editarse con ella la primera gramática de griego en la España del XIX. Y, por último, también relacionado con las artes gráficas, una máquina para toda clase de timbres en tinta (priv. nº 1.434). Fue empleada en la administración postal española, siendo el propio inventor el encargado de instruir sobre su manejo. El buen rendimiento de la imprenta le proporcionó un auténtico capital (45.000 duros) con el que abordar proyectos más ambiciosos. En 1857 viajó a Barcelona donde tuvo su primer encuentro con el mar. Dos años más tarde patentaba su obra maestra: un aparato-buzo para la navegación submarina (priv. nº 1.923), de diseño modernísimo y con las novedades de estar construido en hierro y disponer de unos timones de profundidad a proa que permitían su estabilidad en inmersión. Tras fallar un prototipo en Barcelona, en 1860 el submarino de Cosme García era presentado en el puerto de Alicante ante autoridades españolas y extranjeras, tripulándolo él mismo en compañía de su hijo y de modo satisfactorio al estar sumergido durante 45 minutos. Pese a las demandas de su inventor, la Corona desestimó la compra o financiación. En 1861 lo ofreció al gobierno francés, pero igualmente sin resultado alguno. Así pues, el sumergible acabó olvidado en el fondo del puerto de Alicante. También fracasaron sus últimos inventos, patentados en 1862 y 1863: dos sistemas de armas portátiles con retrocarga (privs. nº 2.410 y nº 2.683). Murió en 1874, sumido en la pobreza.



5. Isaac Peral Caballero, más submarinos:

Científico y militar español, creador del submarino moderno. Nacido en Cartagena (Murcia) en 1851, era hijo de un suboficial de la Armada. A los catorce años ingresó en la Academia Naval de San Fernando (Cádiz). Tomo parte en combates contra la insurgencia cubana (1872) y en la guerra carlista (1874). En 1876 fue destinado a San Fernando como profesor de física matemática en la Escuela de Ampliación de Estudios de la Armada y más adelante en la de Instrucción de Cartagena, ya como teniente de navío (1880). En 1881 fue enviado en misión a Filipinas primero como geógrafo y luego al mando de un cañonero. Regresó a España (1882) y enseñó las asignaturas de física, química y alemán en la Escuela de Ampliación de Estudios, alcanzado rápidamente la cátedra de Física en la Academia de la Armada. Desde 1884 estaba trabajando en la idea de un submarino. Con ocasión del conflicto de las Carolinas entre España y Alemania (1885), comunicó su proyecto al gobierno de Cánovas. En 1887 se iniciaba en el arsenal de Cádiz la construcción de un “torpedero submarino”, botado al año siguiente. Se trataba de un navío de 22 metros de eslora y con un desplazamiento de 87 toneladas sumergido, con estructura de acero, motor eléctrico, tanques de agua para lastre, un ventilador-purificador de aire (mediante sosa), hélices de inmersión y dos torpedos como armamento. Su rendimiento fue excelente. Recorrió cuatro millas bajo el agua durante más de una hora pasando prácticamente inadvertido. Pese a que posteriores pruebas fueron un éxito, como el primer disparo de un torpedo en inmersión, la administración volvió a desinteresarse al igual que en otros casos anteriores (C. García o N. Monturiol), por lo que Peral, desanimado, abandonó la vida militar en 1890 y pasó a la política al ser elegido diputado ese mismo año. Perdió el escaño en 1891, pero pronto se empleó de ingeniero en una empresa alemana e inició también en España sus propios negocios de material eléctrico. Isaac Peral patentó en nuestro país en siete ocasiones entre 1887 y 1891. Tres patentes estaban referidas al acumulador eléctrico de su nave (pats. nº 7.073, nº 7.079 y nº 10.582). Las demás fueron un varadero para embarcaciones (pat. nº 7.503), un proyector de luz (pat. nº 7.975) y un ascensor eléctrico (pats. nº 12.703 y nº 12.837). También inventó una ametralladora que funcionaba con electricidad y no llegó a registrar en España. Murió en 1895 en Berlín, víctima del cáncer